
Hoy vengo a contaros una pequeñas historia que vengo observando, desde que hace un poco tiempo, citados por lo profesores del Colegio de Enseñanza Media de esta localidad existente en la calle Avenida de la Estación, hubimos de responder a toda clase de preguntas que nos hacían los estudiantes de quinto y sexto de Primaria y de mi paso por éste observe con estupro como “HAN CAMBIADO LOS TIEMPOS” , me parecía un espejismo:
Nacido en el año 1.941, en un pueblo de Toledo llamado Las Ventas con Peña Aguilera, tuve la suerte de acudir con normalidad al colegio –entonces llamado escuela- , los niños por supuesto íbamos al colegio de niños y por maestro teníamos como no un hombre, las niñas iban a escuelas de niñas y era una maestra las que las daba clases –por entonces lección-, el horario era poco más como el de ahora, pues por la mañana era de 9 a 12 y por las tardes que también había –menos los jueves- el horario era de 15 a 17, los sábados por la tardes no llevaban al campo, donde las niñas jugaban a la –comba- y otros juegos llamados de niñas y los chicos jugábamos a otros juegos más de brutos al futbol no, pues no teníamos balón.
Más tarde en los pueblos agrícolas los jóvenes trabajábamos en el campo y las chicas quedaban en casa, donde sus madres las enseñaban las labores de sus casas, así como a coser.
Ahora no se si para bien o para mal, se observan grandes cambios en nuestra juventud, a nosotros nuestros padres no afeaban, regañaban o pegaban, por motivo de nuestra –mala- mala conducta, sobre todo en palabrotas -blasfemias nos decían-, hoy no hay quien diga un piropo a una chica, pues se expone a que sea contestado con una barbaridad por parte de ella; ahora bien es curioso observar como ellas no se cortan los más mínimo, pues he observado que cuando están en reunión en diversos lugares de esta localidad –plazas, calles, parques, etc.-, las llamadas quinceañeras, ven pasar a un joven, no es extraño que alguna de ellas le salte con el –a dios tío bueno , como te coja te voy a exprimir como a un limón-.
Aunque también las hay, como he venido observando las que se pasan por las calles y cuando algún trabajador, sobre todo de la construcción le lanza un bonito piropo, al día siguiente vuelve para provocar lo mismo.
Nosotros de jóvenes no bebíamos tanto como se bebe ahora –claro está que no teníamos el dinero que ahora los jóvenes tienen-, pero también acudíamos a casa en alguna ocasión, acompañado por los amigos, porque de la borrachera que llevábamos, podíamos llegar a casa y ahí si que al día siguiente tu padre te contaba el viejo chiste del popular y querido y fallecido humorista “Gila “, decía: Ahora es que la familia no habla y no se entiende, antes tú padre te sentaba en una silla y te decía, mira cuando vengas otra noche como viniste anoche, te pego un patada en la cabeza que te la arranco, oye y le entendía.
Los jóvenes ahora hacen lo que llaman el botellón, y tanto ellos como ellas beben como cosacos , preparan unos revueltos de diversas bebidas, varias de ellas alcohólicas y se tiran casi toda la noche con el vaso en la mano, escuchando música y dando saltos que uno queda patidifuso ante tanta fuerza y virilidad, pero amigo después de toda la noche dándole y empinando el codo, llega el momento, en que existe la necesidad perentoria de tener que –mear o hacer pís como dicen los finolis- y aquí sí que a pesar de la mujer no haber logrado –la igualdad en el empleo, sobre todo en el sueldo- en estos menesteres –si que somos iguales- pues se dan la vuelta del grupo y de espaldas a él proceden a evacuar o hacer sus necesidades, y ellas sin ningún tipo de pudor hacía su feminidad, pues se bajan se retiran hacía los coches se bajan sus pantalones y sus bragas y proceden de la manera más normal.
Juan de la Vega Carrobles
2 comentarios:
muy bueno el comentario del limon, la verdad que han cambiado mucho los tiempos y te lo dice una persona que no tiene demasiados años, antes se respetaba a la familia, la iglesia, el vocabulario, los mayores... ahora se respeta el no faltar a la discoteca y el botellon que parece ser sagrado
No conozco mucho sobre el tema, tal como ocurre en España, pero en lo que atañe a la Argentina,la cosa es parecida. Es que se ha universalizado todo, hijo mío, de modo que tanto aquí como en la China y en la Cochinchina,la juventud - con botella, bragas como decis vosotros o calzones, que decimos nosotros- ya no respeta ni un "carajo". Es lo único que yo quisiera;por lo demás, que mueran intoxicados si es eso lo que les apetece. Los padres somos unos cabrones en su mayoría. Todo lo esperamos del otro. Besos. Raphael.-
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